Mira que siempre he mantenido un premeditado alejamiento de los debates religiosos, seguramente y al alimón, tanto por respeto a lo que quiera creer cada cual, una vez que terminamos nuestro ciclo biológico, como por su falta de utilidad para mejorarle la vida a nadie. Es decir, aquello de no hacer a nadie, lo que no quieres que te hagan. Bien es verdad que mi “no injerencia” en materia religiosa, no se ve correspondida con la pertinaz injerencia religiosa en la vida de todo el mundo. Vamos, que no valoro ni sus formas de organización, ni sus disensiones internas, ni lo antidemocrático de los sistemas de elección de sus dirigentes.

Si valoro sin embargo, a cualquier persona o colectivo que desde las creencias que estime oportunas, trabaje en la sociedad y en las situaciones de exclusión social, dedicando su vida de forma desinteresada a intentar paliar las injusticias que genera. Es decir, son muy necesarias las gentes, que como los sacerdotes de la parroquia de San Carlos Borromeo, dedican su vida a mejorar la de los demás.

Hoy leyendo el periódico, me he preguntado tras comprobar la arremetida que hizo en la Plaza de Oriente,(imagino que por empatía),  un tal Rouco a los sacerdotes de esta parroquia, ¿que autoridad moral tiene esta persona para denostar a esta buena gente?, ¿además de estar sumido en un pozo de soberbia, a qué se dedica este buen señor exactamente?, ¿Porqué nunca le he oido una palabra sobre las situaciones de necesidad que viven miles de personas en nuestra Comunidad? 

Se de su apoyo permanente a cualquier manifestación, algarada, concentración, etc, que convoque el PP. Le considero un activo importante de las posiciones mas reaccionarias de la derecha. Pero lo realmente asombroso es leer como en su soflama, fue capaz de decir que “es necesario que los sacerdotes sean conscientes de que nunca deben ponerse ellos mismos o sus opiniones en el primer plano de su ministerio.” Alguien puede decirme alguna cosa por la que se le conozca a este siervo de Cristo, que no sea por eso mismo.

Tranquilo arzobispo, no voy a injuriar, según usted, a la comunidad creyente, simulando participar en sus misterios, pero si defenderé con todas mis fuerzas a personas como los sacerdotes de la parroquia de San Carlos Borromeo, de personajes histriónicos y mas propios de exhibir en museos, que no aportan mas que crispación y fractura social.

Desde luego si algún dia me hago creyente, será por la buena gente como la de la parroquia de San Carlos Borromeo.

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