EL ORGULLO DE BONO

El pasado sábado tuve la lamentable experiencia de escuchar el enésimo exabrupto del nacionalista Bono. No repetiré mi secular inquietud hacia todos los nacionalismos. Bien es verdad, que en este caso el Presidente del Congreso, debió verse desbordado por un número poco asumible para sus neuronas, de presos y represaliados del franquismo, a los que parece que su señor padre combatió y contribuyó con todo el entusiasmo de su juventud, para que tuvieran que conseguir tan dura y honorable condición.

 

 

No tengo la menor intención, de cuestionar los motivos por los que José Bono siente ese tremendo orgullo de su padre, que en tantas ocasiones repite. Es más, estoy convencido que motivos no le faltarán, en lo que se pueda referir a los esfuerzos que tuviera que hacer para contribuir al bienestar de su familia. No me cabe la menor duda, del cariño que con toda intensidad haya podido transmitir al anterior Presidente de Castilla la Mancha. Lo que si me genera un puntito de molestia, es que ese reconocimiento y amor a su progenitor, siempre haya ido acompañado de la condición de falangista que tuvo su papá. Es como si me quedara la duda de que el orgullo del que hace gala, llevara unida la condición de esforzado y entrañable padre de familia, con la de falangista combatiente contra la democracia y la legalidad.

Tampoco se me escapa que el ínclito Bono tiene debilidad por la notoriedad mediática, y presa de esto, tampoco descarto que quisiera hacerse mas famoso todavía, reprendiendo, por no decir reprimiendo, a un represaliado político por exhibir una bandera de España. Si Don José, de España, por mucho que no sea la oficial en estos momentos, y por mucho que su señor padre se esforzara por hacerla desaparecer. Y que conste que soy mas de contenidos que de símbolos, por mucho que me pueda sentir identificado con lo que representa la bandera de la República Española. Lo que no termino de pillar, es como puede tachar de ilegal la enseña que exhibió el compañero represaliado, y haber vivido tantos años en la ilegalidad del golpismo, y además orgulloso de ser hijo de alguien que contribuyó a la mas brutal de las ilegalidades.

Si no fuera por que siendo Ministro de Defensa, también tuvo la feliz idea de equiparar a un voluntario de la división azul, y por lo tanto integrante del ejército de Hitler, (si hombre el de los crímenes contra la humanidad), con un defensor de la democracia y de la legalidad, se podría pensar en que la púrpura de la fama le embriagó una vez mas.

La verdad es que todo apunta a que es algo vocacional, y quien sabe si genético. No me extraña que se le abran las carnes y se le paren los pulsos, cada vez que pasa por la Plaza de Colón.