Tengo que reconocer que mis escasas simpatías hacia el victimismo, me ha llevado a hacer pocas alusiones a una Ley Electoral, que parece hecha a la medida para marginar a IU del panorama político. No es de extrañar que el PP no tenga ninguna intención de modificar esta Ley, no sólo porque le conviene, si no porque en mas de una ocasión, ha tenido el desahogo suficiente, como para plantear su modificación, incluso en el sentido de poder asumir gobiernos, obteniendo menos votos que las formaciones de izquierdas. Imagino que su admiración y sumisión a los intereses norteamericanos, les hizo tomar nota de aquellas elecciones presidenciales, donde ese rebuscado sistema electoral estadounidense, espejo donde debe mirarse cualquier país que aspire a tener homologada su democracia, le permitió a Bush ser Presidente de los Estados Unidos, obteniendo menos votos que su oponente Al Gore.
Termina siendo lacerante, que tanto PP como PSOE, emitan quejiditos en torno a la sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas, llegando incluso el PP a prácticamente criminalizarlos, y sin embargo, haber adquirido los dos grandes partidos, tan amplia experiencia en acuerdos de Gobierno con PNV y CiU. Aún recuerdo con un puntito de nostalgia, aquellas coplillas populares sobre la estatura de Jordi Pujol, en las que la muchachada de la derecha le recomendaba hablar castellano, para a renglón seguido el ex-Presidente Aznar, azote de nacionalistas quebrantaespañas, gobernar cómodamente con tan apuesto y honorable President, que incluso le impartió clases de refuerzo, para que pudiese hablar catalán en la intimidad.
Pero es que la lógica bipartidista a la que se está sometiendo a nuestro país, está llevando no sólamente a empobrecer la democracia,si no a desvirtuarla. LLevan meses PSOE y PP, negociando los debates entre Zapatero y Rajoy, dentro de esa campaña que tan escasamente habla de los problemas de la gente, pero que compensan sobradamente con subastas fiscales y saraos mediáticos. Que uno sepa, son tres las formaciones políticas de ámbito nacional, con representación institucional en el Congreso de los Diputados. Si la racionalidad, incluso la constitucionalidad, aconsejaría que los debates fuesen entre los candidatos que se presentan a Presidente del Gobierno de España, y éstos son exclusivamente Zapatero, Rajoy y Llamazares, al margen de encuestas, previsiones y futuribles, son los ciudadanos y ciudadanas los que elegirán entre los candidatos que se presentan en todas las circunscripciones para presidir el Gobierno de la Nación. El resto de partidos de ámbito autonómico, se presentan para defender los exclusivos y legítimos intereses, del ámbito donde son elegidos. Por lo tanto, no hay que tener escrupulosos y profundísimos principios democráticos, para entender que IU no puede ni debe ser marginada de estos debates. Con ser un demócrata es suficiente.
Decía Alfonso Guerra la pasada semana, que “el centro no existe”. Comparto esa opinión. Pero la realidad bipartidista que están imponiendo el PSOE y el PP, con la inestimable ayuda de los medios de comunicación, sitúa a ambos partidos en una confrontación electoral, que no de ideas y propuestas, en ese limbo donde no se perciben las diferencias entre populares y socialistas en materia económica, fiscal o productiva. Es como condenar a quienes eligen su Gobierno, a que lo tengan que hacer por razones ajenas a las de mejorar sus condiciones de vida.
Que el PP haya sido capaz de conculcar la Ley para obtener un senador mas por Madrid, seis meses antes de cuando le correspondería, aunque eso signifique que el único partido que se pueda beneficiar de retorcer la Ley, sea el PSOE, da una idea de hasta donde están dispuestos a llegar, con tal de hacer desaparecer a IU de allá de donde puedan. Que incluso estén dispuestos a que la Comunidad de Madrid tenga un senador menos de lo que le corresponde, solo por los intereses propios del PP, aproxima a la idea de como la derecha antepone sus objetivos partidarios, a los generales de los madrileños y madrileñas. Que el PSOE aceptese y se beneficiase de medidas antidemocráticas y torticeras del PP como ésta, en función de que pueda beneficiarles, diría poco también de quienes en sus discursos abogan por mas democracia, mas pluralismo, y mas participación del conjunto de la sociedad.
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