Ayer sábado elegíamos en el Consejo Político Federal a Cayo Lara candidato a la Presidencia del Gobierno, candidatura que se llevará a ratificar a la Asamblea de Convocatoria Social de primeros de octubre, donde también votarán el programa y al candidato las personas no afiliadas que muchas de ellas han participado en los programas de las últimas autonómicas y municipales, así como las que ya están trabajando en la elaboración del programa de las próximas generales.
Para IU las elecciones no son tanto una confrontación de candidatos y candidatas como la confrontación de proyectos, por lo tanto con la candidatura de Cayo Lara se facilita que se visualice con toda claridad el proyecto de convergencia y salida social a la crisis, frente a la salida neoliberal a la crisis y sus políticas de recortes sociales y desmantelamiento del Estado del Bienestar al servicio de la banca y los mercados, que defienden los dos grandes partidos, y que incluso pretenden “sacralizar” modificando la Constitución.
Esa es realmente la confrontación que se ventila en las próximas generales, como ya pasó en las últimas autonómicas y municipales, al margen de las sobreactuaciones de diferencias entre PSOE y PP y de los “discursos de temporada” cuando se acercan elecciones. Por eso digo que con Cayo Lara se visualiza con claridad la confrontación de esos dos proyectos porque su personalidad y forma de actuar en la política representa los mejores valores de IU: Diálogo, firmeza, apertura, convergencia social y política, propuesta solvente, movilización, pluralismo, sencillez, cercanía, honradez y honestidad. Valores que hacen que Cayo cuente con un amplísimo apoyo, no sólo en la afiliación de IU, sino entre los susceptibles votantes de izquierdas.
Hay condiciones y expectativas para que a pesar de la injusta Ley Electoral, haya tras las próximas elecciones un Grupo Parlamentario determinante, en el que la presencia de Cayo Lara y Gaspar Llamazares junto a otras compañeras y compañeros, abran las puertas y ventanas de un Congreso ensimismado y ajeno a los problemas reales de la gente.
Propuesta y movilización, pero como dijo Cayo ayer, que “solo con la pancarta no se cambia el curso de la historia; con la abstención y el voto nulo o en blanco, por muy legítimos que sean, no se toca un sistema que tiene que cambiar con el voto, sin dejar la movilización y la presencia de la indignación en las calles.”
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