DESCUBRIENDO A CARRILLO

     Lo bueno y lo malo que tiene Cantalojas, es que si te vas unos días sufres de un aislamiento que según van pasando las primeras horas, te hace empezar a cambiar la sensación de ansiedad por otra de relativización. Con escasísima cobertura de móvil y con internet telefónico, la “cosa” ayuda para haber estado una semana sin hacer comentario alguno sobre algunas noticias que lentamente descubría, cuando tras varios minutos, podía leer en los digitales las escasas noticias que aparecían, más allá de las innumerables gestas de costaleros y penitentes, que incluso la láica televisión pública del Presidente Zapatero, no podía dejar de repetir como si de una novedad de rabiosa actualidad se tratara.

Desde luego que sobre lo que voy a opinar, ni es lo más relevante ni siquiera es nada nuevo, porque desde que Santiago Carrillo dejó la secretaría general del PCE, hace casi treinta años, no ha habido ocasión que pasara por alto, para pregonar su legítima opinión sobre la necesidad de firmar el acta de defunción del Partido Comunista de España, y por extensión, o mejor dicho, casi por obsesión la de IU. Derecho y opinión que nadie le niega, como estoy seguro que él tampoco negará la de los que no pensamos lo mismo.

Jamás se me ocurriría pensar, que sus opiniones al respecto se derivan de ningún tipo de resentimiento hacia quienes democráticamente le eligieron secretario general, y después democráticamente consideraron que sus posiciones no representaban a la inmensa mayoría del Partido. Pero nadie podría negar, que su perseverancia en fustigar a IU durante casi tres décadas, da por lo menos que pensar. Aún recuerdo con cariño, cómo cuando inmediatamente después de dejar la secretaría general, montó una corriente interna que en principio se denominó Mesa por la Unidad de los Comunistas, para luego transformarla en partido político que se denominó PTE-UC. El argumento no era muy rebuscado, sencillamente era porque eso de IU era diluir al PCE. Después de competir noblemente en unas elecciones con quienes habíamos descafeinado al Partido, no tuvo por menos, a la vista de los resultados, que integrar a toda la militancia en el PSOE, salvo algunas excepciones y él mismo claro. Sería por fortalecer al PCE desde el PSOE, digo yo. Y que conste que todas las personas que optaron por esa solución, merecen no solo mi respeto, sino que muchas de ellas siguen siendo magníficos amigos mios.

Tampoco puedo negar mi tremenda sorpresa al escuchar en una conferencia de Santiago en la Carlos III, cuando con esa soltura que sólo da el estar por encima del bien y del mal, nos ilustró con una encendida defensa del derecho de autodeterminación para el País Vasco. Lo reconozco, se me vino a la cabeza como un resorte, ese contraste de pareceres que tuvo con Roberto Lertxundi, a la sazón secretario general del PCE en el País Vasco entonces, (EPK), sobre este mismo asunto, pero defendiendo sin embargo todo lo contrario a lo que hace hoy como tertuliano radiófonico, y como conferenciante en la Universidad. El resultado fué el desmantelamiento del Partido en Euskadi, y por supuesto mi respeto, mi media sonrisa, y mi silencio en la conferencia.

Ahora Carrillo en Público, propone crear un nuevo partido a la izquierda del PSOE, y se supone que a la derecha de IU, o porque IU, según él, está muy debilitada. Hombre Santiago, si es por esto último ya podías echarnos una mano. Con el predicamento mediático que tienes, lo mismo cogíamos el camino del “sorpasso” al que se deduce aspiras.

Tampoco es desdeñable, que Carrillo esté aportando su granito de arena para alguna operación de esas características, que empieza a ser un secreto mal guardado. Todo el mundo sabe, que Santiago no da “puntá sin hilo”. Lo que ocurre es que van ya unos cuantos experimentos en esa línea y con los mismos resultados. Bueno si, el mismo: debilitar lo que se pueda a IU.

Que digo yo, que lo mismo era mejor converger desde propuestas concretas, unidad, y movilización, para conseguir una Alternativa Social a la Crisis, en defensa de quienes no la generaron, pero sin embargo seguirán siendo sus víctimas. Es decir, de las personas que viven de su trabajo. Mientras dediquemos el tiempo a experimentos, y a debates que no solucionan los problemas reales de los trabajadores y trabajadoras, de los desempleados y desempleadas, de los jóvenes, de las mujeres, y de quienes ven amenazadas sus pensiones, Rajoy, Aguirre, Rosa Díez y la abstención seguirán campando por sus respetos.