Seguramente que la visión histórica que tenemos de la derecha, hace que la composición mental que nos hacemos los pudiera dibujar como gente autoritaria y firme, muy estirada, con semblante malhumorado, y desde luego poco amigos de algaradas y algarabías. Sin mayor conocimiento de otras características que seguramente sus más cercanos podrían dar cuenta de ellas, Aznar, Fraga, o Mayor Oreja, podrían representar ese estereotipo de la derecha al que hacía mención.
Sin embargo y desde hace ya tiempo, sobre todo en nuestra Comunidad, se ha abierto paso otro fenotipo de la derecha, no menos autoritario, más bien lo contrario si es que esto fuera posible, pero con rasgos exteriores distintos. Echaos p’alante, displicentes, provocadores, desahogados, con aire chulesco, y muy, pero que muy fanáticos y ruidosos. En este espacio, donde incluso un cierto gamberrismo no está mal visto, es donde Esperanza Aguirre y su muchachada madrileña se exhiben, sin el mas lejano atisbo de rubor. No es descartable que para la formación de nuevos cuadros populares, a los chicos y chicas de Nuevas Generaciones les hagan pases de los mejores momentos de Pocholo, intentando averiguar quien le había robado la mochila.
Con ese ímpetu de Mayo del 68, Esperanza Aguirre se ha paseado por Hospitales con el “castigador” Güemes, y con el mismo empuje ha declarado la Presidenta la guerra santa contra la subida del IVA, esta vez imagino que acompañada con el “castigo” de Beteta. La única diferencia estriba en que mientras en los Hospitales intenta exhibir su “valentía” para privatizarlos, ahora pretende convertirse en la adalid de las víctimas de la subida del IVA, cuando su política fiscal sitúa como víctimas a los mismos sectores de población que el Gobierno del Estado lo hace con el IVA. Es decir, a los asalariados y asalariadas.
Esperanza Aguirre pretende hacernos creer que en Madrid baja los impuestos. Sí, pero sólo a un 10% de los contribuyentes. Exactamente a los que tienen mejores condiciones económicas. Así cuando en el Debate Monográfico sobre la crisis, aprobó con su mayoría, medidas como reembolsar las tasas municipales por inicio de nueva actividad, la realidad consiste exactamente en tener que pagar 26,5 euros menos, cuando por la tasa de nueva actividad se pagan 500.
Cuando aprobó ayudas a la parte autonómica del IRPF, cuando esté en vigor el nuevo sistema de financiación autonómica, para las familias numerosas, también como el IVA sin tener en cuenta las rentas de los perceptores, el ahorro que supondría para las familias que tienen 3 hijos sería de 44 euros, y de 140 para las de cuatro. Eso si, se “olvida” de las 60.000 familias en las que ninguno de sus miembros trabaja ni recibe prestación alguna, mientras que los 50.000 mayores patrimonios de esta Comunidad han dejado de contribuir en 1.110 millones de euros.
Sin embargo no parece que vaya a propiciar rebelión alguna para que las grandes fortunas no sigan tributando al 1% a través de las SICAV, ni siquiera va a reconocer el error de haber eliminado el Impuesto de Patrimonio, como la Ministra Salgado, lo que en Madrid significa haber dejado de recaudar 640 millones de euros, del 7% de los contribuyentes madrileños.
Para nosotras y nosotros es necesaria una reforma fiscal progresiva que grave más a quien más tiene, no penalizando las rentas del trabajo frente a las rentas del capital, por lo tanto rechazamos el incremento del IVA.
Que Esperanza Aguirre promueva la insumisión fiscal para el IVA, es sólo “publicidad engañosa” de su Gobierno con el dinero de todas y todos, además de un desprecio y un insulto para los 150.000 desempleados y desempleadas que en Madrid no cobran prestación alguna, por responsabilidad exclusiva de Aguirre y su política fiscal.
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