Es muy posible, que a pesar de la trepidante y exhaustiva campaña informativa y de debate social y político que se desató en España, a primeros del año 2005, para ratificar mediante Referéndum, aquelló que se denominó “Tratado por el que se establece una Constitución para Europa”, se haya echado un tanto en el olvido, a pesar de que aquella Constitución Europea iba a ser tan positiva para el devenir de los europeos y europeas en general, y de los españoles y españolas en particular.
Posiblemente de aquella campaña informativa solo quede en nuestro recuerdo, las exhaustivas explicaciones de Butragueño y Cruyff sobre este Tratado, en esos grandes carteles que invaden las carreteras de España en periodos electorales. Como es lógico, el resultado no podía ser otro. El Referéndum sobre la Ley Mercantil Europea, que eufemísticamente se denominó como Tratado Consitucional, obtuvo en España el 76,7% de votos afirmativos. Bien es verdad, que a pesar del altísimo interés que despertó la consulta en nuestro país, sólamente el 43% de los españoles y españolas dispusieron de un momento para acercarse a las urnas.
Pues bien, aquella euforia desatada por socialistas y populares, que consiguieron tan amplio respaldo popular en dicho Referéndum, fue casi de inmediato vapuleada en Francia y en Holanda, que como todo el mundo sabe, son dos paises de escasas raices europeistas, y de limitadas tradiciones democráticas. En definitiva, que aquel impulso “europeo”, mas mercantil que constitucional de Zapatero y Rajoy, quedó aplazado para mejor ocasión, y parece que ya han determinado los Gobiernos Europeos que ya es el momento de esa ocasión. Eso si, a ser posible sin sobresaltos como los de Francia y Holanda.
De lo conocido hasta el momento, pocas variaciones de contenido con respecto al Tratado durmiente. Servicios públicos sometidos a normas del mercado, los mismos obstáculos para mejoras en la legislación social, Parlamento Europeo sin prácticamente competencias, defensa europea dentro del marco de la OTAN, la “Carta de Derechos Fundamentales” se vacía aún mas de contenido. En definitiva, más de lo mismo, incluso corregido y aumentado.
Seguramente la aplicación de aquello de que “la experiencia es la madre de la ciencia”, aconseja a los Gobiernos Europeos, incluido el de España, que la ratificación de este nuevo Tratado, sea lo menos conocido y debatido posible, y que se formalice en un mero trámite parlamentario. Cuestión que nadie le niega legitimidad, pero si nula transparencia social, ajena a los valores que se supone defendemos la izquierda.
Aquellos que defendemos otra Europa, democrática, social, medioambientalmente sostenible y solidaria, creemos que debe abordarse una exhaustiva campaña informativa sobre el nuevo Tratado, (no es necesario que los ponentes sean de nuevo Cruyff y Butragueño), para que en último extremo, sean las ciudadanas y ciudadanos españoles, los que decidan mediante referéndum la ratificación o no de ese nuevo Tratado.
Facilito un enlace, para aquellos y aquellas que podais estar interesados en firmar para que el futuro Tratado sea ratificado en referéndum.
https://www.firmasonline.com/1firmas/camp1.asp?C=1013
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