UNA LEY ELECTORAL QUE EMPOBRECE LA DEMOCRACIA

Parece que anda el candidato provisional a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, corriendo como pollo sin cabeza, intentando cortar las vías de agua que habitualmente le abre Esperanza Aguirre, cuando no Acebes, cuando no Gallardón, cuando no un operario de mantenimiento de la sede popular, cuando no… . Preso de sus urgencias históricas, en una especie de enajenación electoralista, propone lo uno y su contrario en espacios de tiempo dignos de los programas olímpicos de alto rendimiento. Lo de bajar impuestos y prometer mayores prestaciones sociales, es decir la mezcla del agua y el aceite, es algo que incluso parece que se le hace poco al PP, ya que ni así parece tener claro Mariano Rajoy que pueda ser capaz de presidir el Gobierno que salga de las urnas en el próximo mes de marzo, sobre todo por que en esas propuestas también cuenta con una fuerte competencia del PSOE, y por lo tanto su futuro como máximo dirigente del PP tendría las horas contadas, a pesar de los tremendos esfuerzos que harán en sentido contrario, esos grandes “Marianistas” como Esperanza Aguirre, Zaplana o Acebes. 

Total, que ha debido pensar el bueno de Mariano que si no ganamos por las buenas, habrá que intentarlo por las malas. Es decir, que si no gano porque tenga mas votos, voy a ver como lo hago para aún teniendo menos votos poder ganar las elecciones. Bien es verdad que hasta en esto Esperanza Aguirre es una adelantada a su tiempo. Hace tiempo que nuestra querida Presidenta propuso cambiar la Ley Electoral de la Comunidad de Madrid, cuestión que en línea con la “responsabilidad” de la que habitualmente hace gala, era el único motivo que aconsejaba cambiar el Estatuto de Autonomía de la Comunidad. Ella como siempre, pensando en las necesidades de los madrileños y madrileñas, por encima de los intereses propios o de su partido. Pretendía la ínclita Aguirre dividir la Comunidad en circunscripciones, de tal forma que aunque tuviese menos votos que la izquierda, púdiese gobernar con mayoría absoluta. Osea igual que Bush, que fué Presidente de Estados Unidos con menos votos que su contrincante.

Así que Rajoy, tomando nota de esas grandes aportaciones a los sistemas democráticos, y justificando la sobrerrepresentación que dice que tienen los partidos nacionalistas, considera necesario reformar la Ley Electoral. Todavía no ve suficiente, que el PP y el PSOE necesiten 70.000 votos para obtener un escaño, mientras que a IU le cuesta mas de 250.000. Curiosa manera de entender la democracia, aquella que interpreta que es legítimo que con menos votos se tenga mas representación.

Tampoco es poca cosa que el PP se dedique a sacar el espantajo de los nacionalismos y su representación, cuando tanto PP como PSOE, han gobernado plácidamente con PNV y con CiU todas las veces en las que han confluido sobre todo en materia económica. Imagino que las distancias entre PP y PSOE con los nacionalistas, son mucho menores que las geográficas a la hora de hablar de empleo, industria, política fiscal y económica.

Vale Mariano, en IU estamos de acuerdo en cambiar la Ley Electoral. Pero me temo que en esto tambien van a estar mas de acuerdo el PP y el PSOE, básicamente porque les interesa. Que el bipartidismo empobrezca la democracia y que alimente las políticas mas conservadoras, es el resultado final de una Ley Electoral, hecha a la medida de los dos grandes partidos, para que como reconoce el mismísimo Herrero de Miñón, el PCE  en su momento tuviera menos representación, y por lo tanto menos fuerza.

Así que no nos cuentes “cuentecitos” Mariano. Hay que cambiar la Ley Electoral pero para que las Instituciones sean mas representativas, profundizando en la proporcionalidad y por lo tanto en la democracia, pero no para penalizar a la izquierda transformadora, como así se hizo. Hay que cambiar la Ley Electoral para que España sea un país mas democráticamente avanzado.