Sinceramente, con el PP de la Comunidad de Madrid, es que no se da abasto. La caracterización que en estos momentos podría tener el Gobierno de Esperanza Aguirre, si a tal cosa pudiera denominársele así, sería la del hundimiento de un barco en la que todo el pasaje estaría manoteando en el agua para no ahogarse. Presas y presos del pánico, los desmanes habituales de la “casa” en momentos más tranquilos, como la liquidación de la sanidad y la educación pública, la privatización del Canal de Isabel II, o la política de vivienda al servicio de promotoras, constructoras, y empresas propietarias del suelo, han tomado la virulencia propia de la gestión que realizaria, un mono histérico con dos pistolas y cargado de bombas.
Uno ya entiende, que no debe ser fácilmente asumible para quienes han hecho de la prepotencia, la soberbia, y “el puedo con todo”, una seña de identidad inconfundible, verse metidos en una espiral de imputaciones delictivas por supuestas corrupciones a numerosos cargos del PP en la Comunidad de Madrid. Bien es verdad, que sorprender, lo que se dice sorprender, tampoco es que sorprenda mucho. Sólo con hacer un levísimo ejercicio de memoria podemos recordar, como llegó a ser Presidenta Esperanza Aguirre, después del intenso verano del 2003 en aquella famosa Comisión de Investigación del Tamayazo, previa a la repetición de las Elecciones Autonómicas. Por lo tanto, cualquier facilidad que alguien pudiera tener para el asombro por todas estas imputaciones conocidas, estoy seguro que en este caso no ha aflorado.
Era todo un poema contemplar ayer, al término del Pleno de la Asamblea de Madrid, las “caritas” de los diputados y diputadas del PP, tras haber conocido en esos mismos momentos los autos del Juez Garzón. Utilizando otra imágen gráfica de la situación, era como una desbandada de pollos sin cabeza. El problema es que las consecuencias de esa desintegración, son las que venían padeciendo los madrileños y madrileñas hasta el momento, pero ahora corregidas y aumentadas.
Baste dos debates que se suscitaron ayer. El primero en torno a la Interpelación del Grupo Parlamentario de IU, sobre el despropósito del Consejero Beteta, en torno a la industria aeroespacial en Madrid, representada en EADS-CASA, donde la desesperación por intentar desvíar la atención de la situación interna del PP, con la fórmula de la tinta del calamar, el ínclito Consejero volvió a insistir en generar alarmas sociales inexistentes, diciendo que estaban en peligro mas puestos de trabajo en esta empresa de los que tiene en la actualidad.
El otro debate, giró en torno a la situación de los empleados públicos madrileños, y el concepto que tiene la Presidenta sobre los mismos. Tampoco novedoso por otra parte, en quien considera que los Servicios Públicos deben desmantelarse, como su Gobierno lleva empeñado en realizar desde que tomaron posesión, y nunca mejor dicho esto último. Lo de la posesión me refiero.
Sinceramente, parece que lo mas sensato sería, que dada la situación de descomposición del Gobierno de Esperanza Aguirre, de la nefasta política desarrollada para la gran mayoría de los madrileños y madrileñas, de la nula credibilidad ética y política que rebosa el PP madrileño, y de la agonía en la que ha quedado la lideresa en su partido, tras las innumerables imputaciones y el remate de los resultados electorales del PP en Galicia y el País Vasco, donde Mariano Rajoy gana, y Esperanza Aguirre pierde, insisto, lo mas sensato sería, dejar el patético sufrimiento popular, y con el mismo ímpetu demostrado en otras ocasiones, DIMITIR con el entusiasmo inconfundible que Esperanza Aguirre pone a todo lo que hace.
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