LITURGIAS DE LAS CRISIS

No seré yo el que ponga en duda la necesidad del diálogo para resolver los conflictos o los problemas. Aunque parezca inverosímil, y aún a riesgo de parecer que no estoy en el mundo, a la crisis que me refiero no es la del PP, por mucha innovación que estén demostrando en toda suerte de desplantes, abucheos, automanifestaciones, espantás, e incluso acoso a algún anciano de cargo honorífico. A la crisis a la que me refiero es esa que empiezan a padecer los trabajadores y las trabajadoras, las familias, los jóvenes, y en definitiva los sectores más vulnerables; y las liturgias que señalo, son toda esa suerte de declaraciones, peticiones del oyente, voces de alarma, y desesperados lamentos de aquellos que apelan al libre mercado y al liberalismo antiintervencionista en épocas de crecimiento económico, pero que en las de recesión se entregan de pies y manos a la regulación del Estado, interpretando el socialismo para hacer el oportuno reparto de sus pérdidas con toda la sociedad.

Deshidratados nos quedamos al comienzo de la crisis predicando en el desierto, sobre que tomar medidas desfiscalizadoras era justo el camino contrario para paliar los efectos de la entonces desaceleración. Pero claro, eran elecciones y el PSOE y el PP entraron en sus famosas e irracionales espirales de rebajas de impuestos, imagino que sobremotivados por el electoralismo de corta visión social.

Que si eliminamos el Impuesto de Patrimonio, que si regalamos 400 euros. En fin, que paradójicamente el Ministro de menos perfil socialista, se estuvo dedicando a apagar fuegos de su candidato, imagino que adoctrinado por el efímero candidato al Ayuntamiento de Madrid y hoy Ministro, y por el entonces Director de su gabinete económico, y hoy superestrella del lobby de la construcción.

Ahora los empresarios reclaman un pacto social para sortear la crisis, para el que ya avanzan sus “originales” iniciativas. Eliminar el Impuesto de Sociedades y flexibilizar el mercado de trabajo. Osea, pagar menos, y poder despedir y contratar gratis y sin condiciones. Todo ellos sin perjuicio, claro está, de percibir todo tipo de subvenciones y ayudas públicas que les permita mantener el máximo posible de margen de beneficio, al que como es lógico, sobre ese no puede intervenirse.

Ya adelanto que medidas como reinvertir beneficios en Investigación y Desarrollo, o en Formación, no cuenta con la simpatía de eso que ahora llaman “emprendedores”. Tampoco parece que vean con buenos ojos, incrementos salariales por encima del IPC, aunque el empresariado español siempre se ha caracterizado por su tremenda sensibilidad social, además de que el consumo de las familias es una variable macroeconómica de primer orden, en la que se está dejando notar especialmente la crisis.

Insisto, no negaré la necesidad de abordar la crisis desde el diálogo y la negociación. Lo que también digo, es que tenemos que informar, concienciar y movilizar, si no queremos que los procesos de concertación tengan como resultado que las víctimas de esta situación sean los trabajadores y trabajadoras y sus familias, recayendo con mas intensidad en los jóvenes y en las mujeres, al ser los sectores de población mas vulnerables, con mas porcentaje de desempleo, con peores contratos y con peores salarios.

Total, que como nos quedemos mirando atentamente al tendido, Solbes terminará pareciendo la reencarnación del mismísimo Marx.