Voy a manifestar de manera inmediata que me refiero únicamente al frenazo que el Ministro de Economía, Pedro Solbes, le aplicó a alguna idea de la Ministra de Vivienda, sobre subvencionar al sector inmobiliario privado ante la recesión del sector, no vaya a ser, y con razón, que cualquier compañero o compañera de mi organización, empiece a preocuparse por mi salud mental, fruto seguramente del exceso de intervenciones de Esperanza Aguirre que tengo que soportar, y que podían haber dado como resultado, entrar en una dinámica de ensalzamiento del profeta del déficit cero, del superávit presupuestario, de las rebajas fiscales, de la flexibilidad laboral, y de la generación de derechos sociales.
Pues no. No tengo ningún problema en manifestar mi acuerdo con el Vicepresidente segundo en este asunto, independientemente de que sean constatables sus grandes intersecciones con el PP, en materia fiscal y económica. El sectarismo no es buen consejero. Ahora bien, tampoco puedo dejar de reconocer que me ha causado una cierta emoción, escuchar alguna protesta del empresariado inmobiliario hacia el Gobierno del PSOE. Aún así, no creo que estén preparando ninguna manifestación con la conferencia episcopal.
Resulta espectacular tener que escuchar al Presidente de los promotores privados madrileños, manifestar la necesidad de que el Estado intervenga en la crisis del sector. Vivir para ver. Los empresarios del ladrillo pidiendo “intervencionismo”. Si, si, los mismos que cuando han estado mas de diez años obteniendo infinitos beneficios empresariales, a costa de hacer inaccesible el derecho constitucional a la vivienda a la gran mayoría de los asalariados, en función de la eternamente reivindicada por los mismos, liberalización absoluta del suelo y de la vivienda, ahora quieren “socializar” la crisis, a costa una vez más, de las mismas víctimas de su brutal e irracional expansión de su época de vacas gordas.
Parece sorprendente que se les haga poco las ayudas que están recibiendo del Gobierno de España, para facilitarles el acceso al mercado de la vivienda protegida, aumentando sus márgenes de beneficios, aunque sea a costa de seguir encareciendo la vivienda. No digo ya nada, de las medidas como las del Gobierno de la Comunidad de Madrid, con su violento incremento del módulo de la vivienda protegida. Todo se les hace poco para seguir aumentando su significativo parque automovilístico de todoterrenos de lujo.
Soy consciente de que no voy a tener mucho predicamento en el sector. Pero aún así me voy a atrever a sugerir el estudio de las propuestas de la Federación de Construcción de CC.OO., dada la tremenda sensibilidad social que ha aflorado en el Presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de España, Guillermo Chicote, que habla de “tragedia de ribetes sociales”, y de “frivolidad” del Ministro de Economía, al no atender sus enormes inquietudes por los trabajadores y trabajadoras del sector. Panda de ingratos. Con todos los esfuerzos que han hecho, intentando ajustar en los Convenios aquellos ingentes beneficios en los salarios de sus trabajadores.
Voy a repasar los Convenios para constatar con toda seguridad, como han subido los salarios en el sector, casi en paralelo con el incremento del precio de la vivienda.
Hay que “joerse”… los grandes empresarios ladrilleros, tan liberales-peperos ellos, que de toda la vida han dicho que las leyes del mercado son sagradas (mientras se forran) y que no se puede consentir que un Estado sea intervencionista, ahora cuando su propia especulación les estalla en la cara, resulta que el Estado tiene que intervenir con el dinero de todos para mitigar el dolor de su bosillo. Y como argumento, el no va más de la cara dura y la insensibilidad social: un millon de empleos usados demagógicamente como escudos humanos y rehenes.
¿Han repartido cuando han ganado dinero??? Ver para creer…
Saludos y salud